proyectos de ilustración artística
Loreta y el espejo
Una fábula sobre el autoconocimiento


Loreta y el espejo es una fábula sobre el camino hacia el autoconocimiento del carácter psicológico de las personas, donde los personajes realizan un viaje de aventura en busca de respuestas a unas visiones aterradoras descubiertas a través de los reflejos de un misterioso espejo.
Como metáfora, la obra nos habla de la importancia de recorrer un difícil y largo camino para conocerse uno a sí mismo y así evitar ser dominado por los aspectos del carácter más insanos y destructivos.
La obra está narrada a modo de cuento infantil pero no es un proyecto para niños, aunque pueda ser leído ya a ciertas edades. Se desarrolla con un lenguaje visual y narrativo experimental, con imágenes y una mezcla de narración y poesía de aspecto críptico donde todos los elementos tienen un sentido simbólico. También está desarrollado especialmente para su lectura en teléfono móvil.
Simbología de los personajes
El espejo con el que empieza esta aventura simboliza la herramienta o la voluntad del individuo hacia el autoconocimiento a través del análisis psicológico que permita alumbrar y entender nuestro carácter y así afrontar mejor nuestra neurosis, entendida ésta como esa parte caracterial inherente a todas las personas y que tan bien nos muestra el psiquiatra Claudio Naranjo en su obra Carácter y Neurosis: una visión integradora.
Es un espejo negro, pues no refleja lo aparente sino lo oculto.
Loreta es una chica que vive buscando la perfección en la vida pero que desconoce lo que sucede en su interior. Parece una persona sumamente equilibrada que logró controlar “sus tiempos de furia”.
Pero su apodo la precede: “la del mal genio” y es a través del espejo que descubrirá aspectos ocultos de su persona que ni imaginaba: en su interior hay una lagartija oculta, esa parte de su comportamiento que actúa inconscientemente y que el espejo le muestra, como el mal genio y la ira que solo logra contener con mucha disciplina pero sin verdadero conocimiento de causa (los dragones encadenados junto a su casa).
También descubrirá en el espejo al inmenso Monstruo Infernal que devora el mundo, símbolo de esa parte oculta y autodestructiva de Loreta y también de toda la humanidad; tal vez una proyección de lo que podríamos llegar a ser si diésemos rienda suelta a nuestra parte más neurótica.
Tras un camino de autoconocimiento ese monstruo no desaparecerá, pero no será más que un molesto mosquito, una parte de sí misma reconocida y aceptada con serenidad: esta es la recompensa tras el camino recorrido en busca de respuestas. No es que acabe moldeando su yo: lo acaba integrando con todo lo bueno y lo malo y aceptándolo sin enfado alguno con una mirada honesta (el cuadro con el que se autorretrata al final del cuento junto al mosquito).
Similar significado tienen sus dragones encadenados, que desaparecerán al reconocerse tal como ella es, acabando así con su lucha interna y la ira contenida.
Los barbudos son los eruditos, los que estudian y construyen teorías y ciencias.
Son la representación del espíritu científico que ofrece a Loreta un camino formal (proceso terapéutico) para acceder al autoconocimiento y por ello los que la invitan a contemplar, en el reflejo del espejo, a la lagartija y a la Bestia Infernal.
Los barbudos al proponer que busque una explicación a esas imágenes la están animando a iniciar su viaje de autoconocimiento. Sin embargo debo reconocer que en medio de una obra donde todo tiene un significado simbólico, su constante presencia baja las faldas de Loreta y sin que ella se dé cuenta no tiene explicación lógica más allá de que son unos desvergonzados irrespetuosos y la que pueda encontrar mi psicoanalista.
Urraca, Perrucho y los gansos. Urraca y Perrucho aparecen como simples compañeros de viaje, personajes graciosos que a la hora de la verdad desaparecerán revelando el verdadero valor de los gansos, que entran en escena justo tras la desaparición de Urraca y Perrucho y son presentados como los apegos, es decir, aquellos vínculos afectivos primigenios y seguros a los que, por motivos desconocidos, Loreta dio la espalda u olvidó.
Ellos son los que regresarán para apoyarla en sus horas más oscuras (cuando se introduzca en el interior de la Bestia Infernal, el proceso más duro del autoconocimiento) mientras que aquellas amistades pasajeras, Perrucho y Hurraca, en este caso la abandonarán.