Para el cuento ilustrado "Soy pez soy pájaro soy lombriz" tenía claros varios objetivos: tenía que ser un homenaje a las ilustraciones de los manuscritos medievales. De ahí sale un enorme trabajo de documentación y un cuidadísimo trabajo estilístico lo más fiel posible a las iluminaciones de la época. Muchos elementos, como los Monstruos Enjaulados o la Ciega Sabia de Doce Brazos, están reproducidos fielmente de originales medievales, aunque luego los haya adaptado a las necesidades del relato. Otra cosa que buscaba es que las ilustraciones lo fuesen todo, se lo comiesen todo y lo desbordasen todo. Quería que fuese una "ilustración narrada" y no tanto un cuento ilustrado. Estas son algunas de las inspiradores fuentes medievales:
Sobre el texto:
Muy presente tuve el maravilloso libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas, de Bruno Bettelheim (1975):
“Los cuentos de hadas, a diferencia de cualquier otro tipo de literatura, llevan al niño a descubrir su identidad y vocación, sugiriéndole, también, qué experiencias necesita para desarrollar su carácter. Estas historias insinúan que existe una vida buena y gratificadora al alcance de cada uno, a pesar de las adversidades; pero sólo si uno no se aparta de las peligrosas luchas, sin las cuales no se consigue nunca la verdadera identidad. Estos cuentos prometen al niño que, si se atreve a entregarse a esta temible y abrumadora búsqueda, fuerzas benévolas acudirán en su ayuda y vencerá. Las historias advierten, también, que aquellos que son demasiado temerosos y apocados para arriesgarse a encontrarse a sí mismos deben permanecer en una monótona existencia; si es que no les está reservado un destino peor.”
En “Soy pez” las luchas y adversidades no le vienen dadas al protagonista desde fuera, pues son fruto de su propia ambición. Me pareció muy oportuno en los tiempos que corren abordar un tema para el que vivimos posiciones ambivalentes: el icono del hombre hecho a sí mismo, ambicioso y luchador, paradigma del liberalismo y la economía de nuestros tiempos y por otro lado la visión romántica de un humanismo que sitúa a las personas y sus sentimientos en el centro de los valores. La ambición desmedida tiene un precio enorme que debemos estar dispuestos a pagar asumiendo las consecuencias. A su vez la capacidad de afrontar la pérdida que supone tan elevado precio propiciará la aceptación de la realidad, aunque ésta no sea totalmente de nuestro agrado. Finalmente el azar aparece dándonos y quitándonos cuanto hemos soñado y ambicionado. Nada escapa a su caprichoso dictamen y en este caso se llevará por delante las ambiciones materialistas del joven Leopoldo, poniendo ante sí el valor del amor y la amistad.
El proceso creativo de esta obra parte en buena medida de las inspiradoras y sugerentes imágenes de los libros medievales. Son ellas las que ponen las bases de la historia e incluso marcan los cauces del guión, aunque éste se cierre finalmente tras la inclusión del concepto o moraleja. Es, pues, un proceso en el que lo visual y textual se construyen a la par y no por separado, como sucede habitualmente en la creación de un cuento ilustrado.
Sobre la animación y su música:
La versión animada de “Soy pez” busca la parte poética del proyecto. El poder visual del imaginario medieval se confabula con la fuerza de la música para soñar una estampa que se libera del guión del cuento y así volar por la fantasía visual del proyecto.
Me gusta trabajar mis animaciones sobre una música ya existente. Eso me inspira. Estuve buscando sonoridades medievales, pero necesitaba un plus de fantasía, algo que sonase tan lejano como la música europea de hace mil años pero que a nuestros oídos tuviese un fuerte impacto onírico, un poder sugerente que modulase con las fantasías gráficas del cuento. ¿Recordáis la película de animación AKIRA? Clasicazo ¿Y su banda sonora? A mí me impactó tanto como el film. El grupo se llama Geinoh Yamashirogumi, y el compositor de su música el gran Shoji Yamashiro.
Así que manos a la obra. Con la ayuda de mi traductor personal Juan Marcos hablé con unos cuantos japoneses y se obró el milagro: el maestro vio la animación y me da permiso para usar su música! Toma AKIRA!!! Fragmentos de tres temas de dos discos suyos. Júbilo y alegría... hasta que llega el otro consentimiento necesario, el de la discográfica, supeditado al pago de un pastón inconfesable que, tras un regateo importante (pensaba que estas cosas no las hacían los japos) he decidido pagar. Ruina de oficio. Y es que toda la animación está hecha y sincronizada sobre esta música. Ella le pone el alma, marca su respiración y le insufla magia. Álbumes: Ecophony Gaia (1990), Ecophony Rinne (1994)
Sobre la publicación.
No es nada fácil que un editor apueste por una obra ilustrada. En mi caso he tenido la inmensa suerte de poder contar con la confianza de Luisa y Lorenzo, de Diábolo Ediciones. Me temo que sin ellos este trabajo seguiría en un cajón. Importantísima también la aportación que hizo Sebastián Romiti con la maquetación: nada como un ojo experto para sacar brillo a lo bruto. En total, desde que empecé a imaginar el proyecto pueden haber pasado más de tres años. Un largo camino que sin el combustible de la ambición tampoco se hubiese andado.
Sobre las láminas.
El tercer vector del proyecto es la impresión en alta calidad de las láminas y su venta. Aunque yo no creo en la “exclusividad”, he decidido que ninguna de las láminas que se impriman y vendan sean iguales. Todas serán piezas únicas, impresas expresamente para cada una de las exposiciones donde se lleguen a presentar. En otra entrada explico en qué consiste esto.